El parto respetado y sus tipos
Dar a luz es sin lugar a dudas una de las experiencias más increíbles e inolvidables que existen. Las mujeres, privilegiadas por poder traer vida al mundo, han asumido ese papel con ilusión, pero también con cierto reparo, puesto que en ocasiones sus deseos como madres no eran del todo tenidos en cuenta a la hora de llevar a cabo este proceso. La ginecología es una de las ciencias que más ha avanzado en los últimos tiempos, permitiendo que las madres disfruten de un embarazo saludable y perfecto hasta el momento de dar a luz. Ese instante, que como decimos es mágico, también puede suponer un choque bastante fuerte para la madre, especialmente cuando es primeriza. Es un proceso donde hay muchas molestias y dolor, y el esfuerzo que debe hacer la parturienta es titánico. Si a eso le sumamos que a veces el entorno no es el idóneo, seguro que no nos extraña comprobar que hay muchas mujeres que no tienen tan buen recuerdo de su parto.
Y no es por el proceso en sí, ya que al fin y al cabo es la manera de traer al crío al mundo. Las mujeres se quejan en muchas ocasiones de todo aquello que se les impone cuando van a dar a luz, muchas veces sin consultarles siquiera. El sitio donde lo harán, normalmente un hospital, la compañía que podría tener o incluso el método utilizado, que a veces debe cambiarse por “seguridad”, según los médicos, y que ha provocado que métodos alternativos como la cesárea, que debería considerarse solo como último recurso, se haya expandido tanto. Frente a ese aumento, cada vez son las más las mujeres que abogan por el llamado parto respetado, un tipo de alumbramiento en el que ellas tienen el poder de decisión absoluto, siempre acompañada por los profesionales adecuados, para estar lo más cómodas posible en ese momento.