Dar a luz es sin lugar a dudas una de las experiencias más increíbles e inolvidables que existen. Las mujeres, privilegiadas por poder traer vida al mundo, han asumido ese papel con ilusión, pero también con cierto reparo, puesto que en ocasiones sus deseos como madres no eran del todo tenidos en cuenta a la hora de llevar a cabo este proceso. La ginecología es una de las ciencias que más ha avanzado en los últimos tiempos, permitiendo que las madres disfruten de un embarazo saludable y perfecto hasta el momento de dar a luz. Ese instante, que como decimos es mágico, también puede suponer un choque bastante fuerte para la madre, especialmente cuando es primeriza. Es un proceso donde hay muchas molestias y dolor, y el esfuerzo que debe hacer la parturienta es titánico. Si a eso le sumamos que a veces el entorno no es el idóneo, seguro que no nos extraña comprobar que hay muchas mujeres que no tienen tan buen recuerdo de su parto.
Y no es por el proceso en sí, ya que al fin y al cabo es la manera de traer al crío al mundo. Las mujeres se quejan en muchas ocasiones de todo aquello que se les impone cuando van a dar a luz, muchas veces sin consultarles siquiera. El sitio donde lo harán, normalmente un hospital, la compañía que podría tener o incluso el método utilizado, que a veces debe cambiarse por “seguridad”, según los médicos, y que ha provocado que métodos alternativos como la cesárea, que debería considerarse solo como último recurso, se haya expandido tanto. Frente a ese aumento, cada vez son las más las mujeres que abogan por el llamado parto respetado, un tipo de alumbramiento en el que ellas tienen el poder de decisión absoluto, siempre acompañada por los profesionales adecuados, para estar lo más cómodas posible en ese momento.
Tipos de parto respetado
Básicamente, el parto respetado trata de poner a la figura de la madre por encima del resto de figuras presentes en el parto. Los profesionales médicos serán imprescindibles para llevar a cabo el proceso, por supuesto, pero según esta tendencia, deberían estar siempre a disposición de los deseos y necesidades de la madre, para procurarle un entorno idóneo, tranquilo y natural para dar a luz. Nada de esas habitaciones de hospital tan poco familiares, donde incluso hay varias personas a la vez. Nada de esos ambientes totalmente impersonales donde los profesionales tratan con amabilidad, pero no se involucran realmente en los deseos y necesidades de las parturientas. El parto respetado se suele representar a través de cuatro tipos o fórmulas, que vamos a ver a continuación.
Fisiología del parto
Hay que tener en cuenta que cada mujer es diferente, por su cuerpo, por su gestación, por la propia fisiología del parto que está por venir. Lo que se busca a través del parto respetado es que el proceso de alumbramiento sea más flexible para poder adaptarse a las necesidades de cada mujer. Se busca que el parto sea algo natural, y si se puede ayudar a provocarlo de esa forma, mejor que mejor. Por ejemplo, el hecho de mantener a la mujer tumbada durante todo el proceso de dilatación, o prácticamente desde que rompe aguas, supone un obstáculo para que el crío empiece a descender buscando ya el nacimiento. Es una posición incómoda y poco natural, así que se debería permitir a la mujer elegir la que prefiera.
Necesidades y deseos de la madre
La madre es, junto al bebé, la figura protagonista en todo este proceso, y así debe ser. Entendemos que está a punto de vivir uno de los momentos más importantes de su vida, un punto de inflexión que la marcará para siempre. Por eso, desde la tendencia del parto respetado se entiende que los profesionales y demás personas que rodean a la madre en ese momento deben estar dispuestas a acatar sus necesidades y deseos, siempre que vayan a favor del propio parto, de forma natural, por supuesto. Esto puede ir desde conservar la ropa que desea, para sentirse más cómoda, a poner la música suave y ligera que prefiera para estar más tranquila antes del momento crucial. Los deseos y necesidades de la madre estarán por encima de los de cualquier otra persona presente.
Derechos de la madre
El proceso del parto respetado se puede llevar a cabo en cualquier lugar seguro que la madre elija, desde el propio hogar hasta el hospital. Estando en ese entorno, algo menos personal, la mujer seguirá conservando sus derechos tanto personales como sanitarios. Esto, por desgracia, se olvida en muchas ocasiones, con la excusa de no poner más nerviosa a la madre o de no molestarla más, cuando surgen complicaciones. Como usuaria sanitaria, la mujer tiene todo el derecho a disponer de la información total y veraz de lo que está ocurriendo, sin que deben ocultarle nada con falsos paternalismos. Solo de esa manera podrá decidir libremente qué es lo que se debe hacer en cada momento y conservar ese derecho de libre elección sobre sí misma y sobre el parto.
Derechos del bebé
Aunque la madre es la persona que va a pasar por todo el proceso a nuestros ojos, el bebé también tendrá sus derechos desde el mismo momento en el que vea la luz. Los estudios han demostrado que el contacto directo con la madre en esas primeras horas es absolutamente indispensable, salvo que haya algún problema muy grave. El bebé, como la madre, tiene derecho a permanecer junto a ella durante esos primeros momentos, toda vez que se haya comprobado que está completamente sano. Permitirle disfrutar de la lactancia materna sin oposición es también una de las formas de respetar sus derechos y sus primigenios deseos, ya que lo único que busca el bebé en ese momento es alimentarse y sentirse protegido.